Me he despertado hoy, con una serie de sensaciones extrañas, pero conocidas, es natural, estamos comenzando la «Semana Fallera».
Lo primero que he percibido, eran unas aromas conocidas y muy deseosas de saborear, percibian un olor conocido como si fueran la conción de los buñuelos, pero estaban acompañados de otro compuesto, también conocido, era el olor a pólvora quemada. Toda esta mezcla de olores, te produce y acompaña a la safisfación de los deseos de probarlos, sobre todo, el de los buñuelos con un buen chocolate a la taza. Todo ello, te situa en el tiempo y comprendes donde te encuentras y en que fechas estás viviendo, las «Fallas de San José»
Para nosotros, son una cosa muy íntima, que vive desde el comienzo de nuestra existencia, pues siempre la hemos disfrutado de una manera o de otra. Está inmersa en nuestro ser, tanto su representación como sus sabora y olores.
Todo ello, te incita a degustar esos olores y sabores, aunque sabemos que nos van a caer un poco pesados, pero da lo mismo, ya pasará.
Con todas estan sensaciones, impero la realidad, uno ha sido fallero, toda su vida y a D.g., y continuará siéndolo.
Este año, será un año atípico, por todas las circunstancias que estamos viviendo. Con la pandemia; el Coronavirus, las restricciones sanitarias; las medidas de separación; las mascarillas; el gel de manos, y todas las medidas de seguridad que se nos recomiendan, aunque las previsiones estaban dormidas en el tiempo de haberlas alertado, pero no podemos pedir más, tonemos lo que tenemos. Por nuestra parte las hemos aceptado de buen grado. Ya que nos jugábamos nuestro futuro y el de nuestras seres más próximos.
Con todo ello, y sabiendo hasta donde podemos llegar, tenemos puestas nuestras esperanzas, en cumplir nuestros sentimientos. Sentimientos que los tenemos muy dentro nuestro y que necesitamos exteriorizarlos, sobre todo, al pie de la letra, las advertencias recibidas de nuestros profesionales. Digo profesiones y nó politicos, ya que estos tienen muy poca creditibilidad, … son políticos, dicen lo que les conviene para conseguir «votos».
He tomado una decisión, en la que no vulnero ninguna contraindicación. Con ella, conseguiré que mi espíritu y mis deseos de sentirme, lo que soy, «valenciano y fallero». Haré lo que puedo hacer, y me sentiré muy satisfecho.
Toda esta «Semana Fallera», quiero ponerme lo que siempre he llevado los años anteriores, cuando iba a actos no de gala. Utilizaré, mi blusón, aunque tengo varios, uno cada día. Es un blusón «valenciano», los que utilizaban los «huertanos». Junto con mi pañuelo en el cuello, donde aparecer el nombre de la falla a que pertenezco. Con ello no vulnero ninguna contraindicación y cumplo mi deseo de diferenciar la festividad que estoy viviendo, aunque no podamos exteriorizar ninguna manifestación, lógicamente externa, pero satisfacerá mis ideales más íntimos, los valencianos y falleros.