Hablamos de la pandemia, en estos días del mes de Marzo del 2020. Y además, estamos escuchando y viendo a través de la televisión, donde nos encontramos, en casa recluidos, por los consejos que se nos dan de «Quédate en casa», las autoridades del gobierno, y nos ponemos a pensar, ¿qué es esto que nos está pasando?, si a los largo de nuestra vida no nos había sucedido nunca.
Que fuerza tan grande tiene, sobre nosotros, que no llegamos a comprenderlo.
Me reincorporo escribiendo, después de la pausa, que he tenido que hacer, para salir al balcón de mi casa, ya que son las 20 horas, y existe la grata misión de expresar las gracias a todas aquellas personas que están trabajando y exponiendo su vida por nosotros. ¡¡GRACIAS!!.
En realidad, después de veinte días, en que estamos dentro de casa, me encuentro extraño, no se lo que mi estado de ánimo me está manifestando. No tienes humor, nada más hago que pensar, de cuando acabará, y si se solucionará el problema satisfactoriamente.
He recurrido estos días, a analizar e intentar averiguar, que sucedía antiguamente, y me he remontado al año 1348, cuando sucedió otra importantísima epidemia, la de «La Peste Negra», casualmente dos años antes de nacer san Vicente Ferrer.
Te surgen tantas cosas, en esta situación, que te gustaría poderlas plasmar para recordarlas.
¿Qué causa es la que nos ha llevado a esta situación?. ¿De donde ha partido?¿Cuál es su origen?. Son preguntas que me hago, y que quiero conocer un poco más profundamente.
Para ello, me remonto a aquella fecha del 1348, cuando hizo su aparición aquella pandemia tan importante y que afecto a tanta gente mundialmente, hasta 1353.
Le miroir historial, siglo XV. Museo Condé, Chantilly.
La información que he podido recopilar que indica que para ello me tengo que remontar a épocas de la Ruta de la Seda, a China.
Ya que estamos recordando lo que otros personajes recogieron y analizaron la situación que padecieron, nosotros vamos a seguir sus pasos para conocer más profundamente el entorno que vivieron y de las circunstancias que los hechos les impusieron para poder afrontar, con toda la seguridad de aquella época, de las cosas que conocían y que tenían, o podían construir para afrontar la peste, con las mayor seguridad posible de aquél trágico momento pasado.
Para poderlo conoce mejor, utilizaremos, siguiendo un procesó lógico, de las técnica y elementos que hicieron frente a aquella situación. Para lo cual, pretendemos ir por partes, comentando todos estos pormenores que existieron, y que consideramos tan importantes.
Son los siguientes:
– LA EXTENSIÓN DE LA ENFERMEDAD
– LA MEDICINA MEDIEVAL
– EL FIN DEL MUNDO
– EL CAMBIO CLIMÁTICO
– MEDICINA Y SUPERSTICIÓN
– MEDICINA MONÁSTICA
– EL HOSPITAL MEDIEVAL
– LOS MÉDICOS
– LA CIRUGÍA
– LA FARMACOPEA
– LOS SANTOS SANADORES
-¿QUIÉN INVENTÓ EL TRAJE MÉDICO CONTRA LAS EPIDEMIAS?.
– LA INDUMENTARIA QUE LLEVABAN LOS MÉDICOS DE LA PESTE. – ¿QUE PROPICIO LA CUARENTENA.?
– EL CURIOSO DISFRAZ QUE USABAN LOS MÉDICOS PARA EVITAR LA PESTE
– LA MÁSCARA DE LA PESTE, ¿CUÁL ES SU ORIGEN?
LA EXTENSIÓN DE LA ENFERMEDAD.
Se inició, como hemos indicado, en Asia en la ciudad de Caffa (la actual Feodosia) en la península de Crimea a orillas del mar Negro. En el año 1346, Caffa estaba asediada por el ejército mongol, en cuyas filas se manifestó la enfermedad. Se dijo, que fueron los mongoles quienes extendieron el contagio a los sitiados. Según el cronista genovés Gabriele de Mussis, los rudos guerreros de las estepas asiáticas cargaron sus catapultas con los cadáveres de sus muertos y los lanzaron a la ciudad. Algo así como el primer ataque bacteriológico de la historia. Se tiene constancia, de que la enfermedad salió en barco de esta ciudad, en octubre del año 1347.
Cuando tuvieron conocimiento de la epidemia, los mercaderes genoveses que mantenían allí una importante colonia comercial huyeron despavoridos, llevando consigo los bacilos y llegó a Mesina (sur de Italia) a finales de dicho año, desde donde se difundió por el resto del continente europeo.
La peste se extendió desde Italia por toda Europa afectando territorios de las actuales Francia, España, Inglaterra, Bretaña, Alemania, Hungría la península Escandinava y Rusia.
Se estima, que entre el 30 % y el 60 % de la población de Europa murió desde el comienzo del brote a la mitad del siglo XIV. Aproximadamente 25 millones de muertes tuvieron lugar sólo en Europa junto a otros 40 a 60 millones en África y Asia. Algunas localidades fueron totalmente despobladas y los pocos supervivientes huyeron y extendieron la enfermedad aún más lejos.
La gran pérdida de población trajo cambios económicos basados en el incremento de la movilidad social, porque la despoblación erosionaba las obligaciones de los campesinos a permanecer en sus tierras. La peste provocó una contracción del área cultivada en Europa, lo que hizo descender profundamente la producción agraria. Esta caída llegó a ser de un 40 % en la zona norte de Italia, en el periodo comprendido entre los años 1340 y 1370.
La repentina escasez de mano de obra barata proporcionó un gran incentivo para la innovación, que ayudó a traer el fin de la Edad Media. La peste negra acabó con un tercio de la población de Europa y se repitió en sucesivas oleadas hasta el año 1490. Ninguno de los brotes posteriores alcanzó la gravedad de la epidemia del año 1348.
Si seguimos la explicación de la medievalista Ana Luisa Haindl, fueron los pueblos de las estepas quienes se habrían contagiado fuertemente, porque usaban pieles de animales sin curtir para vestirse. Entonces, la transmisión de pulgas, agente transmisor de la peste, era inevitable. De hecho, hoy los científicos no culpan tanto a las ratas del contagio de la peste, sino más a las pulgas, presentes no sólo en los roedores, sino también en otros mamíferos.
En todo caso, una de las grandes cuestiones que se plantean es la velocidad de propagación de la peste negra. Algunos historiadores nos dicen que la modalidad mayoritaria fue la peste neumónica o pulmonar, y que su transmisión a través del aire hizo que el contagio fuera muy rápido.
Como dice Ana Luisa Haindl, las costumbres de las sociedades tampoco ayudaron mucho para contener la peste. Las ciudades europeas solían ser de aproximadamente 40.000 habitantes. Las ciudades más grandes de la época eran orientales: Damasco o Constantinopla, con un millón de habitantes. Sin embargo, la forma en la que vivía la gran mayoría de la población, era de unas condiciones de hacinamiento e higiene bastante precarias para nuestros parámetros actuales.
La gente en esos días no tenía la costumbre de lavarse las manos, tampoco el baño era a diario. La ropa se usaba varios días seguidos, la gente vivía en casas pequeñas, a veces con una sola habitación, albergando un grupo familiar completo, muchas veces conviviendo con animales domésticos y ratas. Hay que pensar en ciudades sin alcantarillado y casas sin baño. Todo eso crea condiciones muy adversas para evitar la propagación de una peste.
Cuando la peste llegó a la ciudad de Florencia, en el año 1348, rápidamente se propagó. Algunos se encerraron en sus casas, otros paseaban por la ciudad con flores aromáticas para inhalar debido al fuerte olor a podredumbre.
Por otro lado, cuando se afectaban los pulmones y la sangre, la muerte se producía de forma segura y en un plazo de horas, de un día como máximo, a menudo antes de que se desarrollara la tos expectorante, que era el vehículo de transmisión. Por tanto, dada la rápida muerte de los portadores de la enfermedad, el contagio por esta vía sólo podía producirse en un tiempo muy breve, y su expansión sería más lenta.
Como estamos viendo, la transmisión se produjo a través de barcos y personas que transportaban los fatídicos agentes, las ratas y las pulgas infectadas, entre las mercancías o en sus propios cuerpos, y de este modo propagaban la peste, sin darse cuenta, allí donde llegaban. Las grandes ciudades comerciales eran los principales focos de recepción.
Se describe un tipo de peste casi asintomático, que provocaba la muerte a las catorce horas aproximadamente. El calificativo negra se debe a las manchas, bubones y al aspecto producido por la gangrena en los dedos de manos y pies. La connotación de mal olor, que posee la palabra peste, la dieron los hedores, que emanaban al romperse los bubones, ganglios linfáticos inflamados.
La peste era pues una zoonosis, una enfermedad que pasa de los animales a los seres humanos. El contagio era fácil, porque ratas y humanos estaban presentes en graneros, molinos y casas, lugares en donde se almacenaba o se transformaba el grano del que se alimentan estos roedores, circulaban por los mismos caminos y se trasladaban con los mismos medios, como los barcos.