Hoy día 5 de abril del 2020, continua siendo un día más desde que nos aconsejáramos el que continuáramos dentro de nuestra casa.
Lo comprendo, pero considero que se podía haber estudiado la historia para saber prevenir hechos que se repiten cíclicamente y se podían, no digo yo eliminados, pero sí suavizados por las medidas tomadas con el material para haberlo podido atajar, en lo posible y no hubiera sido tan virulento.
Continuaremos hasta el día 25 de este mes, según nos han anunciado, y que no se vuelva a prolongar más tiempos, que todo es posible, en beneficio de todos.
Durante este tiempo, tenemos tiempo de todo, hasta de pensar, y lo hago más amenudo que nunca, no paro de pensar en todo. ¿Cuando terminará?. ¿Cómo será su liberación?. ¿Como continuara siendo la vida?. ¿Qué cambios vamos a experimentar?. ¿Cómo continuaremos siendo nosotros?. ¿Cuántos quedará?. ¿Quiénes serán?. ¿Le habrá tocado a alguno de los nuestros?.
Dios, lo sabe. A pesar, de que me acojo a «mon pare», Sant Vicent Ferrer.
A Él, lo tengo muy presente, en la mayoría de los momentos de mi vida, porque sabiendo que la peste tan grande que se padeció en el 1348-1353, y que sabemos que san Vicente nació en el 1350, queremos averiguar, como afrontó todo el periodo posterior conviviendo los últimos momentos o los años que siguieron existiendo con las replicas posteriores de las pestes que se sucedieron periódicamente.
Lo que tengo más a mi mano, son los dos tomos de H. Fages, referentes a la «Historia de San Vicente Ferrer». Me interesa conocer los años que están reflejados en los tomos de referencia, de la vida que llevó San Vicente y los sitios que convivio con la o las pestes.
La referencia más antigüa:
«¡Ah! todo este aparato es una pueril diversión en medio de la triste realidad de los hechos, pues la peste se cebaba en Génova, causando, por término medios, 215 muertos semanales. Más impresión produjo Vicente Ferrer llevando al Santísimo Sacramento por las calles, «siempre la mirada en la víctima divina y sin que dejaran de correr sus lágrimas», dicen las crónica.
…… La peste entretanto continuaba sus estragos: «El Todopoderoso, dice tristemente el cronista, no siempre aligera tales cargas de pecados». (Pag. 163. Año 1405).
«Vicente Ferrer no era hombre capaz de huir de la epidemia. «En aquel tiempo, refiere Simeria (Siglos cristianos de la Liguria), el antipapa se marchó de Génova con su corte, pero el santo hombre se quedó allí para cumplir los deberes de su ministerio, y a pesar del inminente peligro que corría, no cesó de visitar a los enfermos, asistir a los moribundos y animar a todos los ciudadanos. Arrastrados por el ejemplo, se prestaron los sacerdotes con valor a todas las obras de celo y de cariño, a los pocos días no tardó en disminuir la violencia del mal.»
Continuando leyendo y en referencia al año 1409, se narran unos hechos interesantes y curiosos acaecidos en la epoca de san Vicente, leemos la referencia que hace, según el hecho o la leyenda, siguiente:
«Un marido celoso sospechaba de su mujer, aunque sin razón, haciéndosele imposible la vida. La ceguera propia de este triste estado le hizo dar un escándolo en todas partes en alta voz que el pobre niño que había venido recientemente al mundo en aquel desgraciado hogar era fruto de un adulterio. Vicente Ferrer se aprovechó de su imprudencia, y cuando, la pobre madre así acusada fué a pedirle amparo, le dijo: «Rogad y venid al sermón con vuestro hijo.» A la mitad de un hermoso periodo de éste se detuvo el Santo de repente, llamó al niño, que tenía ocho meses y le dijo: «Ve a abrazar a tu padre,» desprendiéndose el niño del seno materno, fue a tender sus tiernos brazos a un hombre que, con el rostro contraído, estaba oculto en un rincón… Esta caricia precoz devolvió al matrimonio la paz y la alegría.
Sant Vicent, continuarem.