Lo que era de esperar, ¡llegó!

Hemos entrado en el invierno, como no deseábamos y como nos temíamos. 

¡ Pare Vicent, que es lo que mos está pasant!

En este momento, hemos superado los ciento ochenta días desde el comienzo de esta pandemia.

Cuántas cosas nos han sucedido desde que comenzó todo este proceso tan extraño y desconocido para nuestra generación. Hace tanto tiempo, que no habíamos padecido una pandemia sinigual. Hemos de remontarnos al año 1348, antes de nacer San Vicente Ferrer (1350), para tener alguna referencia histórica de esta situación.

Ya comentamos, en otros artículos, que no sabíamos contra quien luchábamos o nos enfrentábamos, no me refiero al virus. Pero, con el tiempo transcurrido, ya somos conscientes y lo tenemos muy claro, «contra la sociedad».

Si fuera el virus, sólo, con las recomendaciones ya lo hubieramos dominado. Pero existe otro factor que incide sobre lo mismo, las decisiones y la postura que toman los miembros de la sociedad.

Aunque no vemos el virus, sÍ que conocemos la capacidad del mismo para transmitirse y reproducirse, pero si comprobamos los efectos que nos acarrea. 

La «sociedad», está influenciada por los efectos que proceden de las recomendaciones que nos dan los dirigentes del gobierno y las autoridades sanitarias. Es suficientes, que nos recomienden unas normas, para hacer otra cosa distinta o no hacer caso a sus consejos, hacer lo que a cada uno «lo que quiera». Así nos va.

El historiador D. Pablo Martín-Aceña, nos comenta: Eso es lo que ha ocurrido con otras pandemias anteriores e incluso lo que sucedió durante las pestes de la Edad Media y de los siglos XVI y XVII, cuando, al igual que ahora, se combatió al patógeno con el confinamiento, añade este catedrático de Historia e Instituciones Económicas de la Universidad de Alcalá, que critica sin miramientos la estrategia comunicativa del Gobierno de Pedro Sánchez durante la crisis sanitaria, “mucho menos dañina” que la que se avecina si no ponemos cerco a los efectos del cambio climático.

Está convencido que las secuerlas económicas del virus condicionarán el devenir de todos durante al menos los próximos tres años.

La huella quedará en las personas que han sufrido la enfermedad o han perdido a seres queridos pero las generaciones más jóvenes que no han tenido que llorar a un familiar, en 10 años lo recordarán como algo que pasó sin más. Una pandemia no marca tanto como una guerra.

Las pandemias y las grandes catástrofes suponen siempre un parón, pero la sociedad sigue adelante a igual o mayor ritmo una vez pasado el susto. Durante la peste negra del S.XIV murió casi la mitad de la población, pero gracias a ello se pudieron subir los salarios y fue el primer paso para el desmantelamiento del régimen feudal. Con la II Guerra Mundial se pusieron los pilares de la contabilidad nacional moderna. Los hechos dramáticos tienen algunos efectos que aceleran el conocimiento y el progreso.

Se han cometido errores tácitos, pero porque todo se ha basado en una estrategia de prueba-error. La política de información ha sido lamentable y aún no ha asumido la responsabilidad de explicar por qué somos relativamente el país con más muertos, por covid-19 del mundo.

Si hubieramos hecho como en la Edad Media, lo que se hacía era cerrar las murallas de las ciudades. El confinamiento es la única forma de evitar el contagio de un virus. Se hizo en 1348 durante la primera gran peste negra, en las pestes del XVI y XVII y en Venecia.

Comentaremos algunos aspectos que consideramos más interesantes: El teletrabajo y la educaciуn on-line han llegado para quedarse, pero obviamente es imprescindible no olvidar que el contacto entre personas es vital para nuestro desarrollo. 

Durante las pestes negras y las gripes modernas la gente se iba al campo, pero al final regresaba. La ciudad seguirá siendo el centro de la civilización y la cultura.

Salimos a la calle con miedo, encontramos el ambiente extraño, miramos a todos lados, pero no sabemos lo que buscamos ni lo que vamos a encontrar, pero hay algo «raro» «extraño», ¿qué será?.

Si somos francos, con nosotros mismos, si nos estudiamos y si somos conscientes de nuestra forma de actuar, seguro que encontraremos algo «extraño» que nos está pasando.

Creo que estamos cambiando o adoptando nuevas posiciones y formas para protegernos o para resolver nuestras cuestiones internas, creo que todo es la influencia exterior que está condicionándonos, no sabemos si para bien o para mal, pero está, incluyendo en nuestras deciciones y en nuestra forma de actuar.

Lo mismo está pasando en lo referente a nuestro trabajo, está cambiando o adecuando nuestro medio en que nos desenvolvemos. Antes no conocíamos y no se nos había dado, eso del «teletrabajo». No analizamos, si es bueno o malo, si nos combiene y nos gusta, pero antes no lo conocíamos.

Hay cosas que se están produciendo como frutos del momento actual, y esta es una cosa nueva.

Todo lo que está sucediendo, en el aspecto que sea, tiene su repercusión, de una o de otra manera.

Bajo el plano de la salud, si nos detenemos un poco a analizarnos, observaremos que nuestro caracter está cambiante o incluyen las situaciones de algunas formar que nunca las habíamos experimetado. Por ejemplo: Cuando alguien nos comenta alguna actuación nuestra (será más fuerte nuestra reacción, cuando más vinculo de unión, tenga con nosotros), saltaremos aireados, bruscos y violentos. Si dejamos pasar algún tiempo, ya habremos vuelto al sosiego natural, y reconoceremos que estábamos equivocados. En realidad, ha sido la crispación de todo lo que está pasando en el momento actual a nuestro alrededor, y lo lamentamos.

Hay que tener cuidado, pues cuando estemos en casa, no seamos muy exigentes. Si la comida no está a la hora prevista, en vez de reaccionar de una forma violenta, optemos por colaborar y ayudar a reducir el tiempo de espera, nos tranquilizará y no habrá motivo de discusión. Y todos, mejor y más felices.

Esto mismo lo podeos aplicar, cuando no encontramos alguna prenda o documento que necesitemos. Retrocedamos en el proceso y pensemos donde nos lo hemos dejado, nos dará tranquilidad y felicidad.

Creo personalmente, que desde que estamos con esta situación, se nos ha cambiado el carácter o la forma de plantear o admitir las cosas. 

Desde que empecé a recoger en estos «mis pensamientos o actuaciones», me noto que he cambiado.

Manifiesto, que lo transcrito en estas letras, contiene una forma clara y sincera, en las que expreso las cosas muy verdaderas y llenas de todos mis sentimientos.

Cada día que pasa, me conforma más las ideas y los conceptos que me voy formando de las cosas y de los hechos de como se van produciendo.

Con el transcurso del tiempo, se ven las cosas y los hechos con mucha más claridad. Se estan produciendo avances en las cosas. Vemos como se crean empresas nuevas, por la demanda de la pandemia que estamos sufriendo. Por ejemplo, lo rápido que se ha asentado el «teletrabajo». Nos hace pensar que esa rápidez en su adopción , es debida a la conveniencia y eficacia, por ambas partes. Se van creando empresas nuevas, debida a la demanda ocasionada por las circunstancias actuales. Se han creado o convertido empresas que anteriormente ejercian otra función determinada, pero que debido a la efectividad y prioridad por el momento actual, han tenido que transformarse o acoplarse a las demandas actuales, y además les resulta más benefIcioso.

En realidad, han habido avances muy interesantes, lo mismo que con los medios de pago ha sucedido.

Los pagos de realizaban con papel moneda o con moneda fracionaria, han dejado de existir, se utiliza el móvil o las tarjetas de plástico, adecuadas y condicionadas con los nuevos programas para poder cumplir la función de pago, para lo que se han creado. Ya existe un ajuste justificado, para el fin que se crearon.

Creo que empezamos a ver nuevas aplicaciones, interesadas y ajustadas a los tiempos que se nos avecinan.

Deseamos los mejores aciertos para los tiempos futuros que nos vienen, y que nos ayude San Vicente a superarlos.

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